domingo, 16 de diciembre de 2012

''Pasaba el tiempo inmersa en sus libros, leía y leía, y apenas pisaba la calle, su madre nunca entendió el por qué, incluso hablaba con las vecinas sobre el tema, creía que estaba loca y la comparaba con sus hermanas ya presentadas en sociedad y con varios pretendientes a marido.
Sus amigas le habían dado de lado, aunque conservaba una, a la que veía de vez en cuando.
Nadie daba nada por ella, ni siquiera su propia familia.
Un día,cansada de todo, decidió hacer la maleta en la que metió lo imprescindible y muchos libros, y mientras se dirigía hacia la puerta, exclamó en voz potente que se marchaba.
Su madre corrió hacia ella, intentando frenarla, ¿qué iban a pensar en el pueblo?, era una locura, una hija fugitiva...
Pero ya era demasiado tarde, yo la noté alegre, aunque no quería entrometerme puesto que tenía que hacer las tareas de casa, aún recuerdo sus últimas palabras antes de marchar:
-No aguanto más, nadie respeta mis decisiones, incluso os reís de mí por hacer lo que me gusta.Fuera hay un mundo que me espera, y estoy segura de que lo conquistaré.-
Cerró con un portazo y no la volvimos a ver.
Por rumores de la gente me enteré de que se había convertido en una influyente escritora en la capital, y que se había casado con el director de un importante periódico. No sé, en la casa nadie volvió a pronunciar su nombre, como si solo fuese un recuerdo.Pero estoy segura de que llegó lejos, porque luchó por lo que quiso y no le importaron los prejuicios.''

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