jueves, 18 de julio de 2013

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Laura miró el reloj. Las siete. Aún quedaba una hora para que la alarma sonase. Decidió entonces aprovechar ese tiempo y volvió a dormir.
Laura miró el reloj, las siete de nuevo, el despertador seguía sin sonar y pensó que dormir era la mejor opción...estaba contenta porque el tiempo de espera se estaba haciendo eterno y odiaba ir a trabajar.
Laura miró el reloj, de nuevo las siete...le resultaba extraño, pero se durmió.
Laura escuchó el teléfono sonar, y miró el reloj...pero seguían siendo las siete, ''nadie tiene que llamar a estas horas'' pensó mientras ignoraba aquel sonido.
Laura notó que llamaban a la puerta, pero eran aún las siete para su reloj y estaba todavía cansada porque tenía la sensación de que su cuerpo pesaba mucho.
De repente, se despertó, Laura tenía la sensación de estar completamente descansada, ya no quería dormir más y pensó que debían ser las ocho... Miró su reloj pero marcaba aún las siete. Extrañada alargó su mano para cogerlo y examinarlo más de cerca puesto que notaba no veía muy bien. Al agarrarlo vio su mano, arrugada y pesada y también se dio cuenta de que su despertador no funcionaba...las pilas se habían gastado.
Se tocó el rostro y lo notó distinto, intentó levantarse pero apenas podía, tenía la sensación de que sus músculos estaban dormidos.
Laura era ya una anciana.
¿Cuánto tiempo había estado durmiendo?




La vida pasa y no podemos aplazarla, muchas veces estaremos cansados tristes agotados, en esos momentos recuerda que cuando menos te lo esperas te vas haciendo mayor y tu estancia en el mundo se acorta. Pudiendo en cambio aprovechar cada segundo y recordando las cosas buenas y bonitas que hemos vivido y que nos quedan por vivir aunque en ocasiones no lo veamos claro.
Así que ¡¡despierta!! levántate, luce una sonrisa como si fuera un traje de gala y piensa que nunca es demasiado tarde para hacer que un día sea más alegre.