La golondrina.

Me acuerdo de un día, en el cual estaba en el cole, tendría...6 o 7 años.
 En esa época todo me fascinaba, cualquier hecho me parecía magia y la cosa más simple era un algo extraordinario...tal imaginación (que ahora extraño), podía deberse a mis horas jugando con mis muñecas, el tiempo dedicado a ver películas Disney (o cualquier dibujo animado) y los numerosos cuentos que leía.
 Bueno, pues como decía, un día en el colegio, entró una golondrina al pasillo por una ventana. Todos alucinados la mirábamos volar sin poder escaparse. Como una loca iba de un lado para otro, obviando las ventanas, asustada por las  risas y gritos de los niños que la mirábamos como si de un ovni se tratara.
La pobre golondrina no sabía que queríamos ayudarla, e incluso en ocasiones, se iba a una esquina y se quedaba muy quieta, como descansando. Momento en el que algunos niños aprovechaban y le tiraban algún papel o similares para asustarla aún más.
Cuando nos íbamos y volvíamos al día siguiente...ya no estaba.
Y yo siempre pensaba...¿como ha podido tardar tanto en salir? ¿cómo puede ser capaz de entrar por una ventana y no salir por otras seis que hay?
Ahora,unos años después, he logrado hacer un símil con nuestras vidas.
A veces, nosotros somos como esas golondrinas, que entran en un problema sin querer, y por culpa de los nervios, influencias de los demás, miedos... No somos capaces de poder ver las ventanas que hay abiertas para poder salir y escapar.
Solemos tardar mucho en dar soluciones correctas, que valgan...pero es que al fin y al cabo somos humanos.