Guardó sus manos en los bolsillos de la chaqueta y suspiró..quizás no había escogido el mejor momento para salir, era pleno enero y el frío estaba bien instalado en su ciudad.
Giró varias calles, cruzó una avenida y de repente , y sin esperarlo le vio.
Entró en cólera, no sabía si saludar, o cambiar de acera.
Habían pasado varios años desde la última vez que le vio, pero seguía igual que siempre.
Decidió parar y mirarle por un momento, sonrió para sí misma y se acordó de la promesa que se había hecho, dio un giro de 180 grados y cambió de rumbo.
Aceleró el paso, era tarde, y en casa le esperaba su familia para cenar.
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